Chile: ¿cómo se resuelve el puzzle?
Sergio Lehmann Economista jefe Banco BCI
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Sergio Lehmann
El país enfrenta momentos complejos en que los desencuentros, la falta de diálogo y ausencia de una mirada común dominan el escenario económico, social y político. Frente a ello, los activos chilenos han sido castigados, recogiendo un premio por riesgo que ha subido de forma significativa. La Bolsa chilena muestra un retroceso importante en lo último, en tanto el tipo de cambio captura una prima en torno a $90 respecto a lo que debiera su valor correspondiente con sus fundamentos, cifra no muy distinta de la que se estimaba hacia fines de 2019, tras el estallido social.
Ello da cuenta de una alta incertidumbre, alimentada por la polarización, descrédito de los partidos políticos y la adopción reciente de una buena dosis de medidas populistas que han surgido equivocadamente como respuesta a la profunda crisis que nos golpea.
La pregunta clave es, entonces, ¿cómo abordar este escenario que amenaza las perspectivas de crecimiento a futuro y limita las mejoras en el bienestar social? A pesar de que esto ya lo he mencionado en columnas anteriores, no me voy a cansar de repetirlo sino hasta que se recoja el mensaje. Más que propuestas miopes, que rápidamente van a mostrar su fracaso en caso de avanzar en ellas, se deben implementar buenas políticas públicas.
La única forma en que los partidos políticos tradicionales recobren la confianza de las personas es a través de planes bien diseñados, con mirada de largo plazo. Las recetas populistas terminan revelando más temprano que tarde su alto costo en la capacidad de desarrollo, obligando a enmendar el rumbo.
Galileo, uno de los padres de la ciencia moderna y referente obligado del Renacimiento, dijo su célebre frase "...y sin embargo se mueve" refiriéndose a la Tierra, tras verse obligado a desdecirse de su teoría heliocéntrica que rompía con los antiguos planteamientos aristotélicos, con el único propósito de salvar su vida, pero obligado al encierro hasta su muerte.
Esto hace patente que no podemos ignorar los fundamentos teóricos y buscar soluciones en miradas que han fracasado. La evidencia empírica, buenos fundamentos y el sentido común deben prevalecer sobre planteamientos simplistas que puedan parecer atractivos en lo inmediato, pero que restan soporte al desarrollo.
A pesar de que la primera impresión hace temer que el avance en el proceso constituyente será complejo, dada una convención heterogénea en su composición y con una alta participación de independientes, cuyas posturas aún no conocemos del todo, los incentivos están puestos para que predominen los acuerdos y el diálogo, en la búsqueda de una Constitución que nos represente a todos. Ese camino llevará a que los premios por riesgo comiencen gradualmente a descender, mejorando la confianza y las perspectivas.
Bajo ese contexto, es clave que los técnicos que van a orientar el debate que emergerá en el proceso, sostengan la convicción de Galileo. A la larga, prevalece aquello que es bien fundamentado y avalado por la evidencia. No hay atajos para lograr mejoras abruptas en la distribución del ingreso y bienestar social. Se debe trabajar con políticas bien diseñadas, cuyos frutos se irán cosechando en el tiempo.
Casi 100 años se requirieron para que se levantara la prohibición de publicar los textos de Galileo. Puede ser que en Chile los arranques populistas no pasen de este año y nos reencontremos pronto con la razón, reivindicando el fundamento técnico para continuar avanzando. El proceso constituyente podría ser un comienzo, aunque se reconocen los riesgos.